Soy pajero desde que tengo uso de razón y físicamente no llego ni siquiera a un 5. Siempre me ha parecido que la gente que no consigue ligar es porque carece de habilidades sociales, pues desde los 15 hasta los 30 no he parado de follar sin parar a mujeres de todas las categorías, incluyendo algunas que podría considerar un 10/10. Puedes creerme o no, pero en este hilo voy a contar algunas de mis anécdotas sexuales más memorables. Intentaré que todas se ajusten lo más posible a la realidad, pero cambiaré nombres y localizaciones para evitar problemas.

La primera historia sucedió a los 9-10 años. Mis padres solían trabajar todo el día por lo que me quedaba al cuidado de mis abuelos. Sobra decir que mis días consistían únicamente en hacer las tareas y jugar toda la tarde con los amigos de la vecindad, mucha veces en casa de alguno de ellos. A esa edad sucedieron dos cosas que creo que fueron el inicio de mi excesivo interés sexual:
Un día estaba en casa de uno de mis amigos, un año menor que yo. Ni siquiera recuerdo lo que estábamos haciendo, pero tengo grabado como fuego el momento en el que su hermana, de por aquel entonces unos 14-15 años me llevo atrás de un sillón mientras mi amigo nos buscaba por otras partes de la casa, y se metía mi pequeño pene a la boca. Recuerdo claramente como, desde esa posición de rodillas, dejaba de chuparmela por un momento para mirarme y decirme que no le podía contar nada de eso a nadie, que solo me estaba limpiando porque me había manchado,y volvía a lamer en circulos mi verguilla.
Esa no fue la única vez sucedió algo con ella, en otra ocasión (no recuerdo si fue antes o después), estuvimos los 3, ahora acompañados por su hermano, y luego de ponernos la verga dura a ambos, nos pidió que nos mantengamos de rodillas mientras ella, en 4, se pegaba hasta casi quedar sentada sobre nosotros. Es ese tipo de cosas que, por la edad, no sabes que significa pero que de algún modo sabes que está mal.
Hace mucho que perdí contacto con ellos, pero un par de veces me la volví a coger de adulto. Su hermano se enteró y desde entonces no hablamos más.

En esa misma época, un día jugando a las escondidas, otro amigo y yo intentamos meternos la verga mutuamente, aunque no llegamos a hacerlo porque la mamá de mi compa estaba en la habitación de al lado y teníamos miedo de que nos encuentre. Nunca más volvimos a intentarlo y mientras fuimos creciendo el miedo a que uno de los dos contará lo sucedido se iba haciendo cada vez mayor, así que en una ocasión acordamos que nadie lo revelaría. Bueno, ya estoy rompiendo el acuerdo.

La tercera de las anécdotas sucedió un par de años después. Para ese entonces yo ya conocía lo que era el sexo. No lo había practicado pero uno se entera de cosas, y tenía una prima varios años mayor a la que le tenía muchas ganas. Pierdo la cuenta de las veces que me metía a su habitación a revisar su ropa interior, o la espiaba desde la sala de su casa cuando la veía besandose con su novio. Pues resulta que un día fallece un familiar no tan cercano, pero nuestros padres deciden ir al velorio y nos llevan a mi prima, su hermana y a mi. Yo odiaba ir a ese tipo de eventos porque solo consistían en escuchar a los mayores conversar, ser incomodando por viejas que nunca en mi vida había visto y no poder dormir con comodidad. Felizmente en esa ocasión nos ofrecieron quedarnos en la habitación de uno de los hijos del difunto para pasar el rato. El muchacho tenía una computadora y nos puso un emulador de snes para divertirnos. A mí nunca me han interesado mucho los videojuegos pero no había nada más que hacer así que me puse a jugar mientras mis dos primas se echaban a descansar. Al cabo de un rato, mi prima menor se fue de la habitación por aburrimiento, y si les soy sincero, aunque yo seguía jugando, en mi mente solo imaginaba a mi prima mayor mamandomela como lo habia hecho años antes la hermana de mi amigo. Hasta ese entonces yo nunca me había masturbado, pero en más de una ocasión había sentido ganas de hacerlo porque ya me ponía duro seguido. Volteé a verla y resulta que ella se había quedado dormida. Me paré a su lado, y sin decir nada me saque la verga y la empecé a acariciar mientras veía sus labios y su cuerpo. Mi prima no era voluptuosa, pero ahí recostada sus senos se acomodaban de forma que parecían grandes. No había pasado mucho cuando sentí que alguien abría la puerta, rápidamente improvisé y me la guarde mientras tomaba una manta y hacía como si estuviera por cobijarla. Era mi prima menor que subía a avisarnos que su papá ya se iba a regresar y se las llevaba a ambas, y que si quería yo podía ir con ellas. La verdad me dió miedo, pensaba que mi tío se iba a dar cuenta de lo que había hecho así que opté por quedarme con mi madre a esperar a que mi papá nos recogiera. Tras despedirlos, me quedé un momento en la sala del primer piso donde se llevaba a cabo el velorio cuando de pronto la viuda se acerca a mi junto a otra niña de mi edad y me pide que le indique dónde estaba la computadora y le enseñe a jugar para que no se aburra. Realmente no sé si por la mente de esas personas no pásala ni la ligera sospecha de lo que dos chicos de 12 años podían hacer, pero resultó que la muchacha tenía las mismas cosas que yo en mente, y ese fue la primera de una serie de esporádicas cogidas que tuve con ella durante unos 15 años.

Resulta que está chica a quien llamaré ISA era hija de una prima lejana de mi mamá. También tenía una hermana mayor, pero era la única que estaba en ese lugar debido a que su hermana tenía exámenes al día siguiente y debía quedarse en casa estudiando. Isa sí disfrutaba de los juegos y apenas llegamos me empezó a enseñar trucos de Mario Bross, un juego de un cavernícola que se convertía en súper saiya y el mejor de los que conocí esa noche: Metal Warriors.

Consideren que a esa edad uno ya empieza a sentir vergüenza así que únicamente la miraba mientras ella jugaba, pero yo seguía tenso por lo que había pasado antes con mi prima. No sé muy bien como, después de casi 30 años esos recuerdos se vuelven un poco difusos pero lo que sí sé es que terminamos los dos jugando a la vez al Metal Warriors, ambos sentados en la misma silla. Al inicio yo tenía solo una nalga puesta ya que tenía miedo se quedar muy pegado a ella, pero poco a poco el mismo movimiento de los brazos y las risas nos iba acercando hasta estar con los muslos juntos. En ese entonces, para mí eso ya representaba un grado de tensión altísimo. Poco a poco la confianza fue subiendo de nivel y sin siquiera conversar mucho, ella termino sentada encima mío. Yo la miraba y la notaba concentrada, pero a la vez nerviosa y tensa. Durante toda la noche ella me había estado ganando, y cuando estuvo sobre mí cometí el gran error de decirle que eso era trampa porque así no podía ver bien la pantalla y era más difícil jugar. Ella me dijo que entonces se bajaba, pero mis brazos fueron más rápidos y la tomé de la cadera en un instante, mientras le decía que no importaba, que si le ganaba aún sin ver iba a valer por todas las victorias que ella ya tenía. Aquí es donde me di cuenta de que ella también tenía las mismas inquietudes sexuales que yo a pesar de nuestra edad, porque inmediatamente me respondió que entonces me lo iba a poner más difícil, y empezó a moverse lentamente hacia adelante y atrás, frotando con torpeza mi verga con sus nalgas. Estuvimos así un par de rondas, ella intentaba concentrarse en jugar mientras seguía pero yo me dejaba matar rápido para volver a tomarla de los muslos y apretarla contra mi. Al poco tiempo nos dimos cuenta de que la silla del demonio en la que estábamos hacia ruido con nuestro movimiento y justo cuando estábamos levantandonos subió mi madre para decirme que mi papá había llegado y debíamos irnos.

Esa misma noche me masturbé recordando sus movimientos e imaginando que hacía lo que hizo la hermana de mi amigo.