>>
Anónimo
/#/ 5136
[X ]
Para aclarar, lo que cuento pasa todo en un lapso de 4 años aproximadamente ( yo conocí a Sofía cuando ella tenía 12 y me mudé de ese barrio cuando ella tenía 16 o 17 maso menos, las fotos son de su antiguo FB, que no se en que momento dejó de usar. Tampoco les voy a decir "a ver en esta foto tenía 14 años con 3 meses y 20 días" no se pasen alv)
Bueno, continuando con la historia, y dando más contexto.
Esto de que Sofia entrara a la tienda era de vez en cuando, algunas veces solo iba, recibía unos dulces directamente y se iba, y muchas otras veces también la vi dirigirse a la tienda pero yo no podía ir a ver porque, o tenia otras cosas que hacer, o (como les dije más arriba) a veces había gente de mal vivir en esos terrenos y pues no me iba a arriesgar a que me hagan algo o peor, que se dieran cuenta y quieran hacerle algo también a Sofia.
Para esto también yo no me terminaba de animar de hacerle algo, osea, sabía que a Sofia le gustaba que la tocaran pero qué pasaba si me acusaba o algo. Pero también aprovechaba cada juego que teníamos para tocarla discretamente. A veces se dejaba, y a veces no. Eran roces, simples, cuando estaba con falda y jugábamos a las escondidas cada que podía metía mi cara en su trasero y olía cual perro en celo, o cuando era a atrapar a otra persona le tocaba los senos por encima de la ropa cuando la atrapaba, o cuando nadie veía metía mi mano por debajo y los tocaba directamente simulando hacerle cosquillas.
Igual en mi mente seguía buscando la oportunidad de meterle mano hasta cansarme.
Y esa oportunidad llegó.
Uno de los tantos días que jugábamos en la calle, les dije a los chicos para entrar a jugar a mi casa (acotar que usualmente estaba solo en casa ya que mis papás trabajaban y llegaban por la noche, y ustedes dirán, ¿porqué no aprovechaste que tenías casa sola? Pues porque si le das a elegir a un niño entre jugar en la calle y jugar metido en alguna casa siempre preferirán la calle, y, como vuelvo a repetir, yo no era muy despierto que digamos) Ese día aceptaron jugar en mi casa solo porque empezó a correr bastante viento y les dije que podían usar algunos de mis juguetes. Ya estando dentro jugamos un rato un par de cosas, hasta que les propuse jugar a las escondidas (mi casa no era tan grande, pero tenía algunos buenos lugares para esconderse) y aceptaron, aparte de mi y Sofía estaban su hermano menor y otros 2 niños. Jugamos un rato, para esto fui tanteando a Sofia a ver si estaba de humor y se dejaba tocar. En una de esas que nos escondimos juntos, le dije que teníamos que pegarnos más para que no nos vieran, una mano fue directo a los pechos para aprisionarla y la otra mano fue al vientre, que luego poco a poco fue bajando hasta tocar su pubis. No hizo ademán de quitarse o empujarme. Luz verde. Antes de que nos encontraran le dije que la siguiente vez nos podíamos esconder en mi cuarto, yo dormía en la parte de arriba de un camarote, y que allí arriba una vez tapados se demorarían en encontrarnos. Según mi plan debía actuar rápido.
Uno de los niños empezó a contar y todos nos movimos para escondernos. Mientras que Sofía fue directo a mi cuarto, antes que los otros 2 niños se fueran los tomé del brazo, los llevé a donde el otro niño estaba contando y les dije:
"¿No se aburrieron de jugar a las escondidas? Mejor vamos a las cabinas a jugar en las computadoras. Les di algo de dinero (recordar que antes era barato alquilar esas maquinas) a cada uno y les dije que vayan avanzando, que buscaría a Sofía y les daría el alcance.
Una vez se fueron fui corriendo a mi cuarto, trepé las escaleras del camarote y la vi, ese bulto debajo de las sabanas era Sofía.
Hablé en voz baja y le dije:
"Creo que ya terminó de contar, voy a entrar debajo de la sábana despacio para no hacer ruido"
Levanté la sábana y vi sus pies. Se había recostado de la mejor manera posible: boca abajo y con la cabeza hacia el otro extremo.
Puede que ella haya sabido lo que yo quería, quiero pensar que si para no sentir culpa.
Una vez levantada la sábana fui entrando lentamente debajo, a gatas. Cuando mi rostro estaba a la altura de su trasero dije: shhh, creo que ya está buscando, me voy a quedar quieto.
Recuerdo que ese día ella estaba usando un short pequeño y suelto color rosa. Ahora que escribo esto puedo volver a percibir ese aroma peculiar: aquellos que ya han estado con una mujer deben saber a qué olor me refiero, el olor de una vagina. Metí mi cara en su trasero y olí todo lo que pude, sobaba mi cara en ese trasero, ella simplemente se dejaba hacer, y de vez en cuando soltaba algún jadeo o se estremecía. Pero tenía que aprovechar esa oportunidad que no sabía cuando se volvería a presentar.
Luego de deleitarme el olfato, seguía intentar probar ese manjar; de manera cautelosa fui sobándole las nalgas por encima del short, y poco a poco debajo de este. Bingo. No traía ropa interior. Fui sobando y manoseando todo lo que quise. Aumentaron los jadeos. Le decía que no haga ruido porque nos podían encontrar. Por la posición en la que estábamos no tenía mucho acceso directamente a su vagina, la que torpemente trataba de estimular como había visto en algunas películas para adultos. Para esto ella se dejaba hacer, incluso había levantado ligeramente la cintura para que una de mis manos tuviera acceso a su vagina, mientras que con mi otro brazo me apoyaba en un codo para mantenerme al mismo nivel. Me dije algo más tengo que hacer, así que hice a un lado el short y lo volví a ver, allí estaba ese anito rosado, finito, que palpitaba de manera que parecía que guiñaba y me decía que era mía. Decir que le comí el ano es poco, saborée la gloria ese día, de recordar se me hace agua la boca. Se lo dilaté lo más que pude con mi lengua y saliba. Seguido de eso, tal cual había visto hacer al viejo ese, procedí a meterle 1 dedo, mucho mas pequeño y delgado que el del viejo, el cual entró sin problema, hasta la mitad primero, pero después de meterlo y sacarlo, ya entraba todo, luego siguió intentar 2 dedos, los cuales nuevamente entraron sin problema. 3 dedos. Bien. 4 dedos. Allí como que se movió un poco, así que regresé a 3. Los metía y sacaba, le lamía el ano y volvía a los dedos. Cuando estuvo lo suficientemente abierta, me dije: Ya, ahora o nunca se la voy a meter. Todo lo que les cuento habrá transcurrido en un lapso de 10 o 15 minutos.
Cuando me disponía a subir y sinceramente, meter mi pene lo más profundo que quería, ¡pum, pum, pum!
Carajo tocaron la puerta. Afuera los niños empezaron a gritar mi nombre. Sofia se acomodó el short, (noté que se había mojado bastante pues dejó una mancha incluso en mi cama) se levantó y se bajó del camarote. Yo, renegando hice lo mismo, cuando salimos los jodidos mocosos dijeron que todas las maquinas estaban llenas y aunque habían esperado un poco, decidieron regresarse y llegar en ese momento inoportuno.
Sigo con más historias en la semana
Otra cosa, recién estoy viendo como funciona gofile, fácil subo las fotos y mando el link